En el clásico libro y película épica, Ben-Hur, el personaje principal, Judah Ben-Hur, a través de un accidente y un trágico malentendido es arrestado y vendido para trabajar en las minas por las autoridades romanas. A pesar de pasar de hijo de una familia adinerada a esclavo, Ben-Hur se negó a caer en la desesperación. Hizo ejercicio y aumentó su fuerza. Cuando estuvo listo, avanzó poco a poco por el pozo de la mina y llegó a la cima. Desafortunadamente, fue capturado fácilmente porque estaba cegado por la luz del sol después de pasar tanto tiempo en el oscuro pozo de la mina.
Sus captores quedaron tan impresionados con su fuerza que lo vendieron a la armada romana como remero para sus barcos de guerra. Ben-Hur volvió a negarse a darse por vencido. Usó su gran fuerza para convertirse en el mejor remero del barco. Finalmente, se le concedió el privilegio especial de no estar encadenado al barco.
Más tarde, en una gran batalla naval, su barco fue embestido y hundido. Como Ben-Hur no estaba encadenado, fue el único esclavo que escapó. Pudo salvar al almirante que había dado permiso para desencadenarlo. El almirante estaba muy agradecido; lo llevó a Roma y lo adoptó como su hijo. Más tarde, cuando murió el almirante, Ben-Hur heredó su gran riqueza. Finalmente, regresó a Jerusalén y se reunió con su madre y su hermana.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
En lugar de caer en la desesperación por la injusticia que se le hizo, Ben-Hur ardía con un gran deseo de libertad y de corregir el mal que le habían hecho. Se negó a darse por vencido. A pesar de la desesperada situación en la que se encontraba, dedicó su tiempo a prepararse. Cuando llegaron las oportunidades, las aprovechó.
Winston Churchill
“A todo hombre le llega. . . ese momento especial en el que figurativamente se le da un golpecito en el hombro y se le ofrece la oportunidad de hacer algo especial único para él y adaptado a su talento. Qué tragedia si ese momento lo encuentra desprevenido o no calificado para el trabajo que sería su mejor momento «.
Muchos han pasado por momentos difíciles. Muchos piensan que sus situaciones son desesperadas. Muchos piensan que están en trabajos sin futuro que no van a ninguna parte. Hay un milagro asombroso esperando a aquellos que aprovechan su momento preparándose y mejorando a sí mismos.
Desarrolle sus talentos.
No pierda su tiempo pasando horas viendo televisión o pasando tiempo improductivo en Internet. Tomar clases. Las personas exitosas nunca dejan de aprender. Mejora las habilidades que ya tienes. Mejore su lectura, escritura y vocabulario. Parece haber una ley universal que siempre parece enviar oportunidades a quienes avanzan. Cuando se presente esa oportunidad, se sorprenderá de que su colección única de talentos y habilidades se adapte perfectamente.